miércoles, 3 de junio de 2009

Gris crepuscular


Hoy tengo poco más que decir que lo que escribió Thomas Mann en su día. Ya no puedo leer fuera de "casa" sin llevar conmigo mil marcapáginas de artesanía dudosa. Pero no importa, siempre se puede improvisar, SIEMPRE.

"Las observaciones y vivencias del solitario taciturno son a la vez más borrosas y penetrantes que las del hombre sociable, y sus pensamientos, más graves, extraños y nunca exentos de cierto halo de tristeza. Ciertas imágenes e impresiones de las que sería fácil librarse con una mirada una sonrisa o un intercambio de opiniones, le preocupan más de lo debido, adquieren profundidad e importancia en su pasado y devienen vivencia, aventura, sentimiento. La soledad hace madurar lo original, lo audaz e inquietantemente bello, el poema. Pero también engendra lo erróneo, desproporcionado, absurdo e ilícito. "

Thomas Mann, La muerte en Venecia


2 comentarios:

k@T dijo...

Sólo me queda colgar un marco pintado de caoba envejecida...vacio de todo vidrio o crital, entre nuestros cuerpos para confundiros con mi reflejo

Javier González dijo...

Y yo, que una vez, estúpido, te negué Venecia.